No desperdicien sus vidas

¿A que vinimos? ¿Por qué estamos en este mundo? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? Estas son algunas de las preguntas más formuladas en la actualidad. La sociedad occidental de este siglo ha perdido el contacto con su espíritu, que anda vagando perdido en algún lugar de nuestra realidad, de éste modo no le encontramos sentido a nuestras vidas. Éstas parecen vacías, carecen de significado y nos sumergen en profundas depresiones, adicciones, ataques de rabia, etc.

Parece que cualquier persona, que hace un comentario sobre este tema, o tiene sabiduría en cuanto a las cuestiones espirituales, es considerado un chanta o alguien que no tiene idea de la vida real. Los valores espirituales están cada vez más rezagados en nuestra cultura, si es que todavía tenemos una cultura. Las personas dejan de VIVIR para SOBREIVIR, viven como máquinas y son aplastadas por el mundo. “Yo soy una persona insignificante, vivo en mi pequeño mundito, en mi burbuja, no tengo nada de excepcional, soy solamente una persona, ¿Qué diferencia le hago yo al mundo?” Esa es la mentalidad de los mediocres.

El ser humano es una entidad excepcional, que no tiene conciencia sobre su potencial. Lo que sucede es que nos dejamos amedrentar por las barreras que nos colocan día a día, y nos concentramos más en los fracasos que en los éxitos. Es decir, nos entristecemos y nos preocupamos más por cada fracaso, que nos alegramos por cada éxito. De este modo vivimos bajo penurias y le encontramos el lado negativo a todos los sentidos de la vida. Seamos realistas y honestos, cuesta mucho más ser positivo que ser negativo. Pero las consecuencias son bipolares.

Cada vez que nos encontramos con una barrera y bajamos los brazos nos acostumbramos a un tipo de vida, una frecuencia mejor diciendo. Esta frecuencia es cada vez más baja a medida que seguimos con una actitud perdedora, con el tiempo nos hacemos más débiles, más perezosos, y menos tolerantes. Nos costará cada vez más poder relacionarnos con las personas, poder satisfacer necesidades, por lo que intentaremos buscar esta satisfacción en otras cosas como alcohol y drogas. Este es mi punto de vista sobre el porqué de muchas adicciones. La gente literalmente es cada vez más débil. Y al escribir estas palabras mi corazón se llena de tristeza pues en este mundo, todos somos UNO, todos estamos conectados y el mal de uno es el mal de todos.

Pero cuando nos acostumbramos a la derrota, sabemos que es algo que va a suceder eventualmente y lo aceptamos, no tenemos nada que perder en la vida. Podemos morir en cada instante, en cada movimiento, en cada pensamiento. Esta es otra característica del BUSHI-DO. Ver la vida en cada respiro, en cada pétalo de flor. Cuando uno se da cuenta de que puede morir al día siguiente comienza a vivir la vida con más pasión y más emoción. Es una sensación difícil de explicar, solamente se siente que uno debe aprovechar al máximo todas las oportunidades que tenga. Los samuráis veían la vida de esta forma y esperaban la muerte con ansias. Esto les hacia considerar la muerte en cada instante y aceptarlos, una vez aceptada esta idea se tornaban imparables, ya que no hay más nada importante en el mundo. No hay que temerle a la muerte, pero tampoco hay que perderle el respeto, es el fin natural de toda vida, puede venir en cualquier instante y por eso debemos estar listos para cuando llegue. Estén listos ahora, vivan la vida como si mañana ya no existieran.

Esta filosofía hizo que el samurái dedique su vida al perfeccionamiento de todas sus empresas. La perfección nunca llegará pero es obligación de cada uno buscar ser mejor en lo que hace. No ser el mejor, pero ser mejor que uno mismo. Este pensamiento los llevará a terrenos desconocidos superarán el nivel de una persona común y lograrán, con mucho esfuerzo, alcanzar todas sus metas. No se concentren en lo difícil que es el camino, concéntrense en lo sabroso que es la recompensa.

“Hoy soy mejor que ayer, mañana seré todavía mejor”